¿Cómo fomentar la autonomía en nuestros hijos?
Una de nuestras tareas como padres y madres es acompañar a nuestros hijos a que sean independientes. Por ello, favorecer el desarrollo de la autonomía desde los primeros años de vida tiene una relevancia fundamental en su desarrollo presente y futuro, ayudándoles a potenciar la seguridad en sí mismos y en sus capacidades.
Durante los primeros años de vida, los niños son completamente heterónomos y dependientes, es decir, necesitan de la ayuda activa de un adulto para ejecutar las distintas tareas que se les presentan en su día a día. Por ello, es muy importante prestar atención al desarrollo de la autonomía desde una temprana edad, inculcando a los niños unos principios y un modo de actuar completamente independiente. En esta enseñanza los centros educativos, junto con las familias, desempeñan un papel crucial a través del establecimiento de rutinas que se trabajan a diario desde la primera etapa de Educación Infantil.
Mis 5 tips imprescindibles antes de comenzar…
- Los niños pequeños se ven desbordados por las emociones grandes. Tú trabajo no está en sumarte a su caos sino en ofrecerles tu calma.
- Si no escuchas con atención sus pequeños descubrimientos e inquietudes cuando son pequeños no compartirán contigo sus logros y problemas cuando sean mayores.
- El JUEGO es el trabajo del niño.
- Los niños que más AMOR necesitan lo suelen pedir de las formas menos amables.
- Con los niños el tiempo pasa rápido…y todos los momentos que pasen no volverán.
¿Qué es la autonomía?
Fomentar la autonomía es entregar progresivamente al niño las capacidades que necesita para enfrentar los riesgos y desafíos del mundo actual. La autonomía conlleva la unión de:
- Autovalencia: Capacidad de valerse por sí mismo.
- Independencia: Capacidad de emplear las conductas de autovalencia para desenvolverse en su entorno.
- Responsabilidad: permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de los actos, siempre en el plano de lo moral.
¿Por qué educar la autonomía?
La autonomía personal es la competencia más demandada en la vida adulta y en el mundo profesional. Se necesitan personas funcionales, que aprendan un trabajo y que lo desarrollen sin supervisión constante. Se considera la principal herramienta para lograr un desarrollo óptimo y prevenir futuros problemas como las despendencias a todos los niveles, conductas violentas, deserción académica, etc.
No es fácil saber qué se puede exigir a un niño o hasta dónde es capaz de actuar de un modo responsable y adecuado a su edad pero si hay unas conductas que más o menos podemos situar según edades.
Generalmente, a partir de los 2–3 años de edad, el niño muestra ciertas habilidades que, aunque no estén desarrolladas por completo, suelen ser claros indicios de que está empezando a trabajar en su autonomía e independencia como individuo. Estas señales pueden ser:
- Suele mostrarnos que quiere hacer las cosas por sí mismo.
- Es consciente de que ya tiene mejor control sobre su cuerpo.
- Es capaz de comunicarse por sí mismo.
- Quiere vestirse solo.
- Busca algo en armarios (nevera, cocina, habitaciones).
- Comienza a hacer garabatos, pintar, sacar y guardar los juguetes, subir y bajar escaleras, abrir y cerrar puertas, cajones, etc.
- El control de esfínteres inicia e, incluso, se consolida.
- Se desplaza hacia donde él quiere sin necesidad de estar en brazos de mamá o papá.
- Se esfuerza por sujetar los cubiertos sin ayuda y busca comer solo.
- Se relaciona más a través del juego y amplía su esfera social.
Además de un sinfín de actividades más que van a la par de su desarrollo psicomotor. El niño ya es consciente de que puede hacer muchas cosas solo y, además, tiene la necesidad de experimentar qué se siente al enfrentarse a nuevos retos, buscándolos incluso. Siempre habrá actividades que deberemos supervisar, pero es fundamental que respetemos el descubrimiento de su individualidad, para fomentar el desarrollo de su autonomía. Los padres debemos acompañar y corregir o ayudar cuando sea necesario, pero nunca antes. No debemos ser el juez, sino el guía.
¿Qué podemos hacer los padres para facilitar y respetar el desarrollo de la autonomía en nuestros hijos pequeños?
La imitación es un proceso vital durante esta etapa que puede convertirse en un aspecto negativo o positivo para ellos. Los niños emulan como parte esencial y natural de su proceso de aprendizaje, así que es importante que como padres cuidemos mucho lo que queremos que nuestros hijos copien de nosotros.
Fomentemos y cuidemos del desarrollo de la autonomía de nuestro pequeño con pequeños gestos:
- Respetar y establecer límites.
- Valorar y motivar.
- No delegar responsabilidades que no son adecuadas para su edad.
- Darle su propio espacio, permitirle experimentar, que no se sienta limitado ni asfixiado.
- Mostrar modelos adecuados para imitarnos. Explicarle qué puede o no emular y por qué.
- Mostrar las consecuencias de los actos, sin usar la fuerza física.
Es importante apuntar a patrones de crianza que ayuden a fomentar el desarrollo de la autonomía de nuestro hijo para que, al final, evolucionen en adultos seguros, confiados y capaces. Se debe recordar que guiando a nuestros hijos en el aprendizaje de los hábitos de autonomía no solamente conseguimos el aprendizaje de los mismos sino que, además, les ayudamos a potenciar otras áreas de su desarrollo.
Estas son algunas tareas en el hogar que pueden hacer nuestros hijos antes de los 3 años:
Recuerda:
- NO comprenden lo que hacen bien o mal y actúan de acuerdo a mandatos y prohibiciones porque no poseen autocontrol.
- SIEMPRE tienen que estar supervisadas por un adulto.
- Todas las etapas no son totalmente rígidas, ya que hay multitud de aspectos que influyen en la evolución de la autonomía y la responsabilidad de nuestros hijos.
Equipo de Orientación y Apoyo.