Discurso de mi graduación, Marcos Martín Ugena
Discurso de Graduación de Marcos Martín Ugena, alumno de 2º de Bachillerato (promoción 2014-15)
UN NUEVO COMIENZO
Aún recuerdo el primer día que llegué a estas instalaciones con tan solo 7 años, bueno, más bien en las antiguas. Pánico a lo desconocido, tristeza por dejar atrás parte de tu pasado o miedo ante lo que me esperaba fueron quizás los sentimientos que mejor me definieron cuando oí por primera vez el nombre del Colegio Mayol. Me pongo a recordar, y se me viene a la cabeza un simple niño que se aferraba a la verja de la salida con un llanto incesante mientras reclamaba la atención de su madre que se encontraba a kilómetros de allí; tenía miedo, normal en un niño tan pequeño al que le venía un poco grande un cambio de aires tan repentino. Pero he de decir que hoy en día agradezco tanto a mis padres aquí presentes, como a mi hermana por ser mi principal apoyo, esa decisión tan valiosa que tomaron, apostar por ese centro, por ese niño, porque ahora el chico que descubro cada día en el espejo no sabe cómo agradeceros todo lo que habéis dado por mí, por haberme inculcado vuestros valores, esos que me definen y que han hecho posible que hoy esté aquí… estoy muy orgulloso de vosotros, de ser vuestro hijo, y de ser tu hermano… os quiero muchísimo.
Poco a poco fuimos creciendo y conociendo gente nueva que se sumaba a nuestra aventura, gente que más tarde tuvo que separarse para emprender su camino por otro lado, pero siempre se queda algo de todos ellos en nosotros, algo que nos impulsa a crecer, algo que nos ayuda a mejorar; porque la vida es eso, momentos; momentos y recuerdos que nos constituyen como personas. La vida nos enseña a equivocarnos, a amar, a superarte, a no volver a caer, a levantarte… porque la vida es un aprendizaje constante, y es así como podemos definir nuestra etapa en este lugar.
Pero como en toda historia, esto es cosa de dos, aquí no somos nosotros el único elemento de esta ecuación, aquí sois vosotros, los profesores, los verdaderos artífices de haber conseguido reunirnos a todos aquí; sois vosotros quienes habéis conseguido hacernos crecer, desde que éramos unos enanos hasta ahora que nos hemos convertido en pequeños adultos, habéis sido capaces de enseñarnos que merece la pena sufrir por aquello que deseas alcanzar, de enseñarnos todo aquello que no se aprende en los libros de texto. Nos habéis enseñado a luchar por lo que nos apasiona, a desechar ese pensamiento de ser realista ante las ideas geniales y aparentemente imposibles que nuestra cabeza es capaz de crear, a explotar nuestras propias habilidades y, en definitiva, a mostrarnos el camino que hoy comenzamos todos juntos en perfecta comunión, ese camino que no sabemos qué nos deparará. Por todo ello tan sólo puedo deciros que gracias… gracias por haber construido los cimientos más sólidos de nuestra formación, por esos minutos dedicados de vuestro tiempo libre a vuestros alumnos en sus momentos más duros, por esas charlas incesantes cuando se crispaban los ánimos, gracias por levantarnos tantas veces cada vez que hemos caído; porque tal y como nos habéis repetido una y otra vez, no importan las veces que uno se caiga, sino las que uno es capaz de levantarse y sin vosotros en muchas ocasiones no hubiera sido posible. Gracias, por ayudarnos a saltar los obstáculos de nuestro camino, gracias por ser nuestros padres fuera de nuestro hogar; muchas gracias Charo por todas aquellas tilas que nos has repartido en los momentos previos a los exámenes finales, gracias por todas esas charlas que únicamente nos mostraron el camino a seguir, gracias por inculcarnos los valores que hoy recojo en este pequeño discurso… gracias por ser como una madre para nosotros en estos dos años que llevamos juntos. En definitiva, agradeceros a vosotros habernos enseñado los valores de la vida, esa misma que se define como recuerdos y momentos como ya he dicho, momentos como este, donde celebramos el inicio de algo nuevo.
En muchas ocasiones escucho a profesores, amigos e incluso a padres hablar de “compañeros” (¿Cómo están tus compis?, ¿Qué compañeros han suspendido…) y si soy sincero, nunca he buscado lo que significa la palabra “compañero” en un diccionario, pero sé que los que aquí estamos sentados somos mucho más que unos simples compañeros. Soy consciente de que ha sido un año muy duro para todos; de hecho sé que no ha resultado nada fácil para ninguno de nosotros llegar aquí. Muchos de nosotros hemos perdido personas importantes en nuestras vidas a lo largo de este tiempo, hemos flaqueado en muchos momentos y hemos sabido sufrir y aguantar hasta llegar a conocer nuestros propios límites; pero ante todo hemos permanecido juntos, unidos y constituyendo una fuerza capaz de vencer cualquier obstáculo y adversidad. Por tanto, tampoco sé lo que significa la palabra “amigo”, pero sí sé lo que significa “familia”, porque así es, en definitiva, como se define a todos los que estamos aquí presentes, porque es así como se define a esta institución, al Colegio Mayol. Y personalmente, me siento muy orgulloso de poder pertenecer a esta gran familia y es para mí todo un honor representar a los alumnos de 2º de bachillerato en este discurso; porque puede que sea un alumno más en esta vida, pero sin duda pertenezco a la mejor familia posible. Porque tal y como a lo largo de mi camino las personas más importantes de mi vida me han hecho saber una y otra vez, “los finales felices no existen, porque las buenas historias nunca acaban”, y esta, no ha hecho más que empezar, porque hoy es el día en el que comenzamos nuestra aventura, porque hoy es el día en el que comenzaremos a comernos el mundo.
Soy Marcos Martín Ugena, alumno de 2º de Bachillerato, del Colegio Mayol.