Cómo educar con disciplina a los hijos PARTE I
Cómo educar con disciplina a los hijos. Los niños necesitan LÍMITES (PARTE I)
Cómo educar con disciplina a los hijos. Una disciplina eficaz a la hora de aplicar los límites a nuestros hijos es lo más importante. Si nosotros presentamos una buena regla, nuestro hijo estará dispuesto a cumplirla porque lo que quieren ellos es agradarnos. No nos encontramos preparados para establecer los límites. Nos falta habilidad para hacerlo. Hablamos demasiado, exageramos en la emoción, y en muchos casos, nos equivocamos en nuestra forma de expresar con claridad y con demasiada autoridad. Cuando necesitamos decir a nuestros hijos que deben hacer algo y «ahora» (recoger los juguetes, irse a la cama, etc.), debemos tener en cuenta algunos consejos básicos:
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Debemos tener objetividad
Es frecuente oír de nosotros mismos y de otros padres expresiones como «Pórtate bien», «Sé bueno», o «no hagas eso» Las expresiones significan diferentes cosas para diferentes personas. Nuestros hijos nos entenderán mejor si hacemos nuestras normas de una forma más concreta. Un límite bien especificado dice a un niño exactamente lo que debe estar hecho. «Habla bajito en una biblioteca «; «Da de comer al perro ahora»: «Agarra mi mano para cruzar la calle». Esta es una forma que puede aumentar substancialmente la relación de complicidad de su hijo.
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Ofrezca opciones
En muchos casos podemos dar a nuestros hijos una oportunidad limitada de decidir como cumplir sus «órdenes». La libertad de oportunidad hace que un niño sienta una sensación de poder y control, reduciendo las resistencias. Por ejemplo: «Es la hora del baño. ¿Lo quieres tomar con la ducha o en la bañera llena?»; «Es la hora de vestirse. ¿Quieres elegir un traje, o lo hago yo? Esta es una forma más fácil y rápida de decir a un niño exactamente lo que hacer.
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Sean firmes
En cuestiones realmente importantes, cuando existe una resistencia a la obediencia, nosotros necesitamos aplicar el límite con firmeza. Un límite firme dice a un niño que él debe parar con dicho comportamiento y obedecer a tus deseos inmediatamente. Por ejemplo: «Vayas a su habitación ahora» o «¡Pare!, los juguetes no son para tirar». Los límites firmes son mejor aplicados con una voz segura, sin gritos, y una seria mirada en el rostro. Los límites más suaves suponen que el niño tiene una opción de obedecer o no. Ejemplos de ligeros límites: «¿Porqué no lleva tus juguetes fuera de aquí?»; «Debes hacer las tareas de la escuela ahora»; » Venga a casa ahora, ¿vale?» e «Yo realmente deseo que te limpies». Esos límites son apropiados para momentos cuando se quiere que el niño actúe en un cierto camino. De cualquier modo, para esas pocas obligaciones «debe estar hecho», serás mejor cómplice de su hijo si les aplica un firme comando. La firmeza está entre lo ligero y lo autoritario.
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Acentúa lo positivo
Los niños son más receptivos en «hacer» a lo que les ordenan. Directivas cómo el «no» o «pare» dicen a un niño que es inaceptable pero no explica qué comportamiento le gustaría en cambio. En general, es mejor decir a un niño lo que debe hacer («Habla bajo») antes de lo que no debe hacer («No grite»). Padres autoritarios dan más órdenes «no», mientras los demás están propensos a aplicar el orden con el «hacer».
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Se mantengan al margen
Cuándo decimos «quiero que te vayas a la cama ahora mismo», estamos creando una lucha de poder personal con nuestros hijos. Una buena estrategia es hacer constar la regla de una forma impersonal. Por ejemplo: «Son las 8, hora de acostarse» y le enseña el reloj. En este caso, algunos conflictos y sentimientos estarán entre el niño y el reloj.
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