Cómo educar con disciplina a los hijos PARTE II
Cómo educar con disciplina a los hijos. Los niños necesitan LÍMITES (PARTE II)
Este artículo corresponde con la continuación de la primera parte de «Cómo educar con disciplina a los hijos«. Por lo que, seguimos analizando las premisas más importantes sobre la educación de tus hijos con disciplina.
- Explica el porqué
Cuando una persona entiende el motivo de una regla, como una forma de prevenir situaciones peligrosas para sí mismo y para otros, se sentirá mas animado a obedecerla. De este modo, lo mejor cuando se aplica un límite, es explicar al niño el porqué tiene que obedecer. Entendiendo la razón para el orden ayuda a los niños a que desarrollen valores internos de conducta o comportamiento- una conciencia. Antes de dar una larga explicación que puede distraer a los niños, manifieste la razón en pocas palabras. Por ejemplo: «No muerdas a las personas. Eso les hará daño»; «Si tiras los juguetes de otros niños, ellos se sentirán tristes porque les gustaría jugar aún con ellos».
- Sugiera una alternativa
Siempre que apliques un límite al comportamiento de un niño, intente indicar una alternativa aceptable. Por hacerlo sonará menos negativo y su hijo se sentirá menos desaventajado. De este modo, te empeñas en decir «no sé si te gustaría mi pintalabios, pero eso es para los labios y no para jugar. Aquí tienes un lápiz y papel en cambio». Otro ejemplo sería decir «No te puedo dar un caramelo antes de la cena, pero te puedo dar un helado de chocolate después». Por ofrecerle alternativas, le estás enseñando que sus sentimientos y deseos son aceptables. Este es un camino de expresión más correcto.
- Sea seriamente consistente
Una regla puntual para una efectiva puesta del límite es evitar una regla repetitiva. Una rutina flexible (acostarse a las 8 una noche, a las 8 y media en la próxima, y a las 9 en otra noche) invita a una resistencia y se torna imposible de cumplir. Rutinas y reglas importantes en la familia deberían ser efectivas día tras día, aunque estés cansado o indispuesto. Si das a tu hijo la oportunidad de dar vueltas a sus reglas, ellos seguramente intentarán resistir.
- Desaprueba la conducta, no el niño
Es necesario que dejemos claro para nuestros hijos que nuestra desaprobación está relacionada a su comportamiento y no directamente a ellos. No les estamos rechazando. Lejos de decir «Niño malo» (desaprobación del niño). Deberíamos decir «No muerdas» (desaprobación de la conducta). En lugar de decir «realmente no puedo controlarte cuando actúas de esta forma», deberíamos decir, «Estas latas no están para tirar. Deben quedar en el estante del almacén».
- Controla las emociones
Los investigadores señalan que cuando los padres están muy enojados castigan más seriamente y son más propensos a ser verbalmente y/o físicamente abusivos a sus niños. Hay épocas en que necesitamos llevar con más calma, y contar hasta diez antes de reaccionar. La disciplina es básicamente enseñar al niño cómo debe comportarse. No se puede enseñar con eficacia si usted es extremamente emocional. Delante de un mal comportamiento, lo mejor es llevar un minuto de calma uno mismo, y después preguntar con calma, «¿que sucedió aquí?». Todos los niños necesitan que sus padres establezcan las guías de consulta para el comportamiento aceptable. Cuanto más expertos hacemos en fijar los límites, mayor es la cooperación que recibiremos de nuestros niños y menor la necesidad de aplicar consecuencias desagradables para que se cumplan los límites. El resultado es una atmósfera casera más agradable para los padres y los hijos.