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Mi hijo dice Palabrotas

Mi hijo dice muchas Palabrotas

¿Qué hago si mi hijo dice muchas Palabrotas?

En este artículo, te exponemos algunos consejos para saber actuar y prevenir cuando tu hijo empieza o dice MUCHAS PALABROTAS. Agradecimientos a conmishijos.com por este post tan interesante.

Lo típico, ¡Caca, culo, pedo, pis!

Alrededor de los tres años, el niño puede tener un vocabulario de alrededor de mil palabras. Le llaman la atención aquellas que se expresan con énfasis y, sobre todo, aquellas que provocan “reacciones especiales” en los demás. Por ello es normal que haga sus primeros pinitos en el mundo de las palabrotas.

A partir de los 4 ó 5 años además empiezan a parecerle graciosas las palabras relacionadas con los genitales y los excrementos. El mero hecho de decir “caca, culo, pedo, pis” les provoca la risa. También utilizan términos malsonantes que no tienen que ver con la fisiología del cuerpo y generalmente suelen elegir los que oyen más a menudo o los que llaman más su atención. Hasta aquí se trata de una conducta normal.

Son como esponjas

Los padres en muchas ocasiones se preguntan: ¿dónde ha aprendido semejantes palabrotas? La respuesta es obvia. Se las oyen a sus compañeros de juego, a los adultos o en los medios de comunicación. Debemos procurar que el lenguaje que escuchen nuestros hijos sea el adecuado, ya que estos lo almacenan todo y luego es fácil que lo repitan. Por tanto, hay que cuidar el grupo de amigos con el que el niño se relaciona, seleccionar el tipo de programas televisivos que ve y, por supuesto, predicar con el ejemplo. Nuestro vocabulario es muy rico y seguro que podemos omitir las palabras ordinarias.

El poder de la palabra

El niño, en un principio, desconoce el significado real de estas palabras y, desde luego, no tiene ningún ánimo de ofender. Pero percibe perfectamente que, cuando las usa, los adultos le prestan una atención especial. Es importante conocer la finalidad que esconde cuando dice palabrotas, es decir, por qué las dice.

Ante todo, naturalidad.

Mi hijo dice Palabrotas

Mi hijo dice Palabrotas

Si queremos que esta etapa sea pasajera y no se afiance, hay que procurar que el taco pierda su fuerza expresiva. No podemos evitar que diga palabras malsonantes, pero sí podemos intentar que no se refuercen. Si no nos escandalizamos ni nos reímos, seguramente la palabra pasará desapercibida y no se consolidará en el repertorio del niño. De lo contrario, aprenderá que esa es la mejor forma de conseguir lo que quiere y lo utilizará cuando desee algo y seguramente en el momento que surta mayor efecto, como por ejemplo cuando haya visita.

Todo tiene un límite

No hay que dramatizar, pero tampoco hay que ignorarlo siempre. Evidentemente, depende de la situación, y del criterio de los padres. Pero en general, si el niño excede el mal gusto y utiliza los tacos para herir a alguien o palabras muy fuertes, hay que decirle con firmeza –y a ser posible en privado– que no es admisible. Debe saber que existen ciertas reglas sociales y tiene que conocer cuáles son y respetarlas.

En busca de una solución

  • Primero prevenir. Cuidar las compañías, seleccionar los programas de la tele y predicar con el ejemplo.
  • Actuar con naturalidad en las primeras ocasiones. Reírle la gracia o reaccionar con enfado (amenazas, castigos o gritos) fomentará su uso cuando quiera poner a prueba al adulto.
  • Utilizar juegos de palabras. Para que los tacos pierdan fuerza expresiva podemos servirnos de palabras alternativas para expresar lo que siente.
  • Entender sus motivos. Si averiguamos el porqué de sus palabras, podremos anticiparnos a los hechos.
  • No perder los nervios. Si no estamos seguros de reaccionar con calma, es útil tomarse un paréntesis para, más tarde, una vez sosegados poder hablar del tema con una mayor perspectiva.
  • Proceder con firmeza cuando utiliza las palabras malsonantes.
  • Paciencia y perseverancia. Las conductas inapropiadas tardan tiempo en instaurarse, por lo que no desaparecerán de la noche a la mañana.
  • Penalizaciones. Si se ha intentado todo y no se logra que el niño modere su lenguaje, hay que marcar límites y penalizar su conducta .